10 postales

Las 10 postales de un viaje. Días increíbles en lugares alucinantes. Miradas espectaculares.

Un pequeño recuerdo, de momento.

 

Las dos caras

Las monedas, las hojas, las personas, los libros, los CDs.. tienen dos caras y hace un tiempo descubrí las de Londres. La ciudad de los dos pisos y las dos horas: el de arriba y el de abajo, el de las 6:00 a.m. y el de las 10:00 a.m.

Ambas se necesitan para sobrevivir, para que una este arriba y la otra abajo. Una mirada en un Londres diferente.

 

Otros lugares con más paz, tranquilidad y serenidad.

 

El color y la decadencia

Una misma isla que abarca otras, con tantos contrastes que resultan maravillosos. El color, la decadencia, lo roto, lo recién pintado, la vida, la nostalgia.

Murano, Burano, Venecia y Lido.

 

 

Pueblos que vuelven a escuchar sonrisas

Los mapas voladores con pinzas llegan a balcones insospechados, Sonsoles asustada igual un día nos llama. Así empieza una aventura llena de risas, piedras, arena, cuestas, caminos, descubrimientos y sorpresas. Impresoras lentas causan un viaje donde los acontecimientos son cada vez más increíbles. Nula conoce a Mr. X y tras varias señales de coqueteo empieza el ritual del perro. Tres personas a la sombra ven como dos perros juegan al cortejo y revolotean para lograr algo que no sabremos. Una dueña orgullosa recoge a su pobre criatura y pone fin a una relación. con nueces y briñones en el estomago comienzan a pasear.

Como en toda historia una sirena sale del río y hasta el más friolero decide empaparse así más fresco sigue el sendero. Entre arboles, caminos y naturaleza nuevas localizaciones «casual» aparecen donde el posar es obligatorio. Paso a paso, maizal a maizal se llega a la rica sombra de las tres de la tarde para desenvolver ricos bocatas. Comienza la subida o el falso llano para otros, el calor aprieta y el sendero se acaba. Cruzar helechos, zarzas, cardos y hierba es lo de menos, abiertas las heridas se ve el nuevo sendero.

Hay pueblos en la montaña despoblados con grandes historias, sin techos las casa, pero con fuertes muros que esconden vidas que nadie más podrá volver a contar. Allí entre el medio de la nada y molinos con tormenta se acampan personas y un conejo. Brillan las estrellas, las de fuera y las de adentro. El bacon se empieza a cocinar y las salchichas con jalapeño a picar. El cielo brilla, la música se escucha y el sueño entra.

Los días así son demasiados cortos y hay historias que se quedan sin narrar, porque la memoria tiene que trabajar.

El frío y el sueño con colacao caliente no aparecen. Desmontar, doblar, plegar y todo encaja.

Entre molinos pasearon cantando la mañana. Girasoles que no giraban y cartuchos de escopeta marcaban el camino. Las antenas aparecían y desaparecían, el objetivo cada vez estaba más cerca y cuando se tocaba se desvanecía. Un poco más, sólo queda un poco más. Las águilas desprenden parte de su plumaje y nuevos indios se crean. Vistas espectaculares, compañía inmejorable hace que los pies y las manos se deshinchen.

Cuestas con pendiente hacia abajo, caminos que se bifurcan pero se encuentran de nuevo desenvolviendo bocadillos con tortilla exquisita y queso de mayonesa. Siestas en el río y mikolapices sin poder degustar. Sugus de todos los sabores colorean la tristeza de unos días que se acaban.

GRACIAS.

Sólo un poco de lo contado, lo demás queda en cada una de esas cabezas que deciden que sugus de Naranja (naranja) es mejor que el de Piña (azul) y el de Frambuesa (morado).

La historia de una foto

Calles llenas de encuentros, de risas, de cerveza o vacías de todo pero siempre con aire, un aire lleno de vida.

Tras varias ideas y alguna que otra sesión en busca de inspiración alguien dijo:

La calle que te hace sentir como en casa.

Y empezamos a pensar como hacer aún más casa una calle y este fue el resultado.

La aventura de cargar con una silla, con una alfombra, una mesa y objetos varios por Santander ya mereció la pena. Después tuvimos de todo: unos pocos insultos para amenizar la mañana, teatro callejero, miradas por todos lados, monta y desmonta la escena, pruebas de luz, de color, recoge rápido antes de que un coche se lleve todo por delante… Un gran día que acabo con la selección de dos fotos, la impresión, la compra de sobres y varios días para la interpretación de unas bases.

Toda esta aventura fue en la mejor compañía, con las mejores risas y las increíbles ideas de Elisa Diaz y Lola Arce, un gran trabajo en equipo que ha sido premiado por la Asociación Sol Cultural con nuestra foto «Como en casa».

Invertiremos el premio en nuestra próxima aventura…